Dejé la carpintería de Veathel y salí a las calles de Nalyd. Sin demora, monté en mi corcel y le espoleé repetidamente para que cabalgara a donde empezó todo: a Draelon.
Solo espero que Veathel no continúe aguardando mi regreso.
Algo llevaba cinco años creciendo en mí, una furiosa tempestad. Nunca supe ni quise frenarla y, sin Shey para controlarla, ahora que se salve quien pueda.
Mi nombre es Connor Brafy y soy el responsable de que este mundo agrietado, condenado a sumirse en la oscuridad, se vaya a caer a cachos.