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El fin de una etapa

Inicio del fin de la saga

Recuerdo cuando escribí el primer capítulo de El secreto del bosque de los desamparados. Recuerdo el final en el que ponía: Lo que no sabíamos es que ese viaje sería el principio del fin. Pues en el día de hoy yo inicio mi propio principio del fin con el inicio de esta última entrega de La leyenda de Draelon.

Es curioso como unas simples letras pueden aportarnos tanto. Una parte de mí se siente feliz por dejar atrás todo el tema de revisión de El emisario de hielo y volver al proceso creativo de la escritura, pero otra parte de mí está triste. No me cabe la menor duda de que esa tristeza que siento es debido a que, una vez finalice esta novela, deberé despedirme de mis personajes para siempre.

Pensaréis que son simples creaciones mías, ¿no? Pues no os imagináis cuanto me han llegado a enseñar, cuantas horas me he pasado escuchándoles en mi cabeza y cuantas veces me han marcado el camino correcto cuando yo estaba equivocado.

Quiero destacar a dos de ellos. Creo que de ella ya hablé en el pasado, pero creo que se lo merece. Es ni más ni menos que nuestra querida Nilsa. Lo cierto es que Nilsa en un inicio estaba destinada a hacer más bien poca cosa. Sin embargo, admito que he llegado a adorar a Nilsa. Esa valentía y fortaleza, esa bondad y generosidad que le impulsan a sacrificarse por los demás (sobre todo en El emisario de hielo). Su evolución: de ser una simple comerciante algo asustadiza a convertirse en lo que se convertirá… De ser real, sería una mujer maravillosa.

El siguiente personaje que me ha aportado mucho más de lo que esperaba es uno de los ladrones más filosóficos y queridos del bosque de los desamparados. El jodido Sorin no tenía ni nombre la primera vez que escribí sobre él. Este sí que estaba destinado a no hacer nada de nada. Su función principal era aparecer para que el príncipe Garloc le cortara los dedos al llevarse el cofre de La leyenda de Draelon. Nada más. Al igual que todos nosotros, que siempre podemos hacer más, Sorin me enseñó un camino para él. Un camino que le ha llevado a ser un personaje del que será realmente duro despedirse. Su carisma y estilo de vida. Su liderazgo justo. La forma de querer a los suyos por encima de todo y de darlo todo por ellos aunque cometa errores. Sorin siempre pedirá perdón cuando crea que se ha equivocado, eso es algo que deberíamos aprender de él.

Más allá de la creciente admiración que siento por todos ellos, Sorin y Nilsa me han enseñado que siempre hay más. Cuando creemos que ya no queda nada por hacer, que está todo hecho y solo queda dejar que el tiempo fluya como un río, se debe tratar de convertir ese río en una riada furiosa.

Yo creo haber aprendido la lección de nuestros queridos amigos, sin embargo, tú que estás leyendo esto, hagas lo que hagas con tu tiempo, hazlo intensamente como si no fueses a tener otra oportunidad.

Dicho esto, cuando me despida de estos personajes surgirán otros a los que conseguiré a amar como solo se puede amar a una creación.

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